Cáncer que se forma en los tejidos de la nasofaringe (la parte superior de la garganta detrás de la nariz). La mayoría de los cánceres de la nasofaringe son carcinomas de células escamosas (cáncer que empieza en las células planas de la nasofaringe). El carcinoma escamoso o epidermoide supone más del 85% de todos los tipos de tumor que pueden surgir en esta localización.
Elección del tratamiento Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de nasofaringe y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento más adecuado para curarla.
Cáncer de la nasofaringe en estadio I El tratamiento del cáncer de la nasofaringe en estadio I consiste, por lo general, en radioterapia dirigida al tumor y a los ganglios linfáticos del cuello. Cáncer de la nasofaringe en estadio II El tratamiento para el cáncer de la nasofaringe en estadio II puede incluir los siguientes procedimientos:
Cáncer de la nasofaringe en estadio III El tratamiento para el cáncer de la nasofaringe en estadio III puede incluir los siguientes procedimientos:
Cáncer de la nasofaringe en estadio IV El tratamiento para el cáncer de la nasofaringe en estadio IV puede incluir los siguientes procedimientos:
Opciones de tratamiento para el cáncer de la nasofaringe recidivante El tratamiento para el cáncer de la nasofaringe recidivante puede incluir los siguientes procedimientos:
Quimioterapia La quimioterapia es un tratamiento para el cáncer para el que se utilizan medicamentos para interrumpir el crecimiento de células cancerosas, ya sea mediante su destrucción o impidiendo su multiplicación. Cuando la quimioterapia se toma por boca o se inyecta en una vena o músculo, los medicamentos ingresan en el torrente sanguíneo y pueden llegar a las células cancerosas de todo el cuerpo (quimioterapia sistémica). Cuando la quimioterapia se coloca directamente en la columna vertebral, un órgano o una cavidad corporal como el abdomen, los medicamentos afectan principalmente a células cancerosas de esas áreas (quimioterapia regional). La forma en que se administra la quimioterapia depende del tipo y el estadio del cáncer que se está tratando. Cirugía La cirugía es un procedimiento que se usa para verificar la presencia de cáncer, extirpar el cáncer del cuerpo o reparar una parte del cuerpo. También se llama operación. En ocasiones, se utiliza cirugía para el cáncer de la nasofaringe que no responde a la radioterapia. Si el cáncer se diseminó hasta los ganglios linfáticos, el cirujano puede extirpar los ganglios linfáticos y otros tejidos del cuello. |
Radioterapia El tratamiento con radioterapia siempre es individualizado, es decir, cada enfermo tendrá su tratamiento específico y distinto al de otro paciente, dependiendo de la localización y extensión de la enfermedad. En este tipo de tumor es necesario que el tratamiento con radiaciones comprenda todo el cuello. La radioterapia es un tratamiento para el cáncer que utiliza rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para destruir células cancerosas o impedir que crezcan. Hay dos tipos de radioterapia. La radioterapia externa utiliza una máquina fuera del cuerpo que envía la radiación hacia el cáncer. La radioterapia interna utiliza una sustancia radiactiva sellada en agujas, semillas, cables o catéteres, que se coloca directamente en el cáncer o cerca del mismo. La forma de administración de la radioterapia depende del tipo y del estadio del cáncer que se está tratando. La radioterapia externa dirigida a la tiroides o a la hipófisis puede alterar el funcionamiento de la glándula tiroidea. El médico puede examinar la tiroides antes y después del tratamiento para asegurarse de que funciona correctamente. También es importante que un oncólogo revise los dientes, las encías y la boca del paciente, y corrija cualquier problema que haya antes de comenzar con la radioterapia.
Planificación del tratamiento con RT: Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de nasofaringe y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento más adecuado para curarla. El especialista recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más adecuadas en cada caso, para que una vez que el paciente haya recibido la suficiente información pueda, junto con el médico, tomar una decisión. El tratamiento del cáncer de cavum, como ocurre en la mayoría de los tumores, es multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación. En el tratamiento del cáncer de cavum se sigue un protocolo, es decir un conjunto de normas y pautas (plan de tratamiento), establecidas en base a la experiencia científica que se tiene en el tratamiento de este tumor. Antes de empezar con el tratamiento propiamente dicho, es preciso realizar una planificación o simulación del mismo. Su finalidad es determinar una serie de parámetros que variarán dependiendo del tipo, de la localización y de la extensión del tumor, así como de las características anatómicas de cada enfermo. Durante todo el tratamiento, el paciente ha de permanecer inmóvil y mantener la misma postura. Es frecuente, que próximo a la zona del tumor se encuentren determinadas estructuras importantes como los nervios ópticos, la hipófisis o el tronco cerebral, entre otros. Para administrar la radiación con una precisión elevada y evitar que los tejidos sanos que rodean al tumor reciban más dosis de la tolerada, se utilizan sistemas de inmovilización muy precisos para que permitan la administración de la radiación con gran exactitud. Habitualmente, para realizar el cálculo de la dosis que va a recibir tanto el tumor como los tejidos sanos de alrededor del mismo, es necesario realizar una tomografía de localización, cuyas imágenes se introducen en la computadora, donde se determina el volumen de tratamiento. Antes de la realización de la tomografía se determina el sistema de inmovilización más adecuado para cada paciente según la técnica que se vaya a aplicar. Los más empleados son una máscara de material termoplástico que se adapta al contorno del paciente. Una vez realizada la planificación, estos sistemas de fijación permiten su reproducción diaria en la sala de tratamiento. ¿Dónde se realiza el tratamiento con radioterapia? ¿Por qué es necesario acudir todos los días?
Si se administrara toda la dosis de radiación en una única sesión se producirían daños muy serios en los tejidos. Para minimizar estos efectos secundarios, la dosis total de radiación se fracciona, repartiéndose en un número determinado de sesiones y días. El fraccionamiento estándar consiste en administrar una sesión al día durante cinco días a la semana descansando dos, generalmente sábados y domingos. Para su administración no es necesario estar ingresado, puede acudir al hospital para el tratamiento y una vez finalizado volver a su casa.
¿Cuánto dura el tratamiento?
El tratamiento de radioterapia suele durar entre dos y siete semanas, dependiendo de la dosis que se administre y del número total de sesiones. Diariamente, cada sesión dura sólo unos minutos (quince aproximadamente). El tiempo real de irradiación dura unos segundos. Una vez finalizado el tratamiento diario, puede estar en contacto con otras personas, ya que no emite ningún tipo de radiactividad. Sus relaciones sociales, laborales y familiares no tienen por qué verse afectadas mientras dure el tratamiento. Efectos secundarios: La radioterapia, al mismo tiempo que elimina células enfermas, puede afectar a los tejidos sanos cercanos al área de tratamiento y como consecuencia aparecen efectos secundarios en la zona que ha recibido el tratamiento. Estos efectos son difíciles de prever con exactitud, ya que dependen de múltiples factores como la zona del organismo donde se realiza el tratamiento, la dosis, el fraccionamiento y la susceptibilidad individual de cada persona. En algunos casos se producen efectos mínimos, mientras que en otros son más serios y es necesario administrar tratamiento médico para su control. |